miércoles, 18 de diciembre de 2013

La Masacre del Microondas


HOY SE HABLA DE CINE. La masacre del microondas, solo el título ya promete, ¿verdad? No es por crear expectativas, pero pocos productos tan finos se han hecho para el morro del espectador. Esta es una de esas películas que todos deberíamos ver con 5 o 6 años, pero que la sociedad opresora nos oculta. La historia es la siguiente:

Todo nace del conflicto dentro de un matrimonio, la mujer es una obsesa con cocinar comidas gourmet, el marido es un albañil harto de la comida de su mujer, harto de llevar bocadillos ridículamente elaborados (un bocadillo con un cangrejo al vapor, entero, con cáscara y todo) a la obra, y que empieza a recurrir a alimentos alternativos para evitar las burlas de sus compañeros (un blanco y un negro, los dos de vigorosos afros), principalmente entre las latas de comida del yorkshire de su esposa. Esposa con la que no se encamaba desde 1962, algo así como 20 años y, claro, esto vuelve loco a cualquiera.

En una de estas discusiones, con unas cervezas de más, llegan a las manos con resultado fatal para la esposa, que acaba muerta, descuartizada y envuelta en papel de plata en el frigorífico del sótano. Una noche el perrito empieza a ladrar, y el prota baja al sótano, medio dormido, a por una de las asquerosas comidas que su mujer dejó en la nevera, en la que ella misma vivía (o moría) desde sus repetidos accidentes con la motosierra de su marido. Con la confusión del momento coge un paquete en el que estaba el brazo de su esposa y lo típico que con las legañas en los ojos no distingues y acabas practicando el canibalismo marital. Resulta que la señora de nuestro protagonista, pese a que cuando vivía era un tanto agria de carácter, ahora muerta es sorprendentemente sabrosa, por lo que, como todo hijo de vecino haría, nuestro protagonista deja de lado sus prejuicios y se dispone a consumir el cuerpo de su mujer (ex.mujer más bien).

Pero claro, nada es para siempre, y el cuerpo de la señora es finito, así que nuestro héroe, crepuscular de ascendente caníbal, debe buscar su sustento entre mujeres desconocidas. Esto le lleva a perder su virginidad por segunda vez (el himen masculino vuelve a crecer tras 10 años de abstinencia), pero ahora el sexo es a lo Chuck Norris, con muerte obligatoria de la hembra. Así se desarrolla la historia, con el renacimiento del héroe, que vuelve a disfrutar de la vida canibalismo mediante, aunque llega a un punto en el que el frigorífico está a tope y debe tomar una decisión: "Follar menos o comer más".

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