La mejor manera de comerse las uvas es, con la más grande de las dignidades, sentado en el retrete, mirando al horizonte del lavabo como si fuese por donde se va a poner el año. En una mano un plato con uvas y en la otra una botella de cava, siéntate y siéntete como un héroe. Todos los héroes permanecen en la sombra, al margen del júbilo de sus conciudadanos tras salvar el mundo. ¿Son las necesidades naturales a deshora comparables a una acción desinteresada de sacrificio personal en pos del bien común? NO, pero coño, eres un héroe y tienes derecho a cagar tranquilo el último minuto de un año y el primero del siguiente.

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